jueves, 4 de mayo de 2017

Dietas terapéuticas Hospitalarias 




 


Introducción.
La atención multidiciplinaria del paciente hospitalizado, es un determinante en la recuperación de su salud y  tiempo de estancia en los centros hospitalarios, en donde la vigilancia y atención de su estado nutricional toman un relevante significado por favorecer la presencia de la salud o algunas enfermedades crónicas.
Las necesidades energéticas y nutricionales durante los procesos patológicos, se ven incrementados por las alteraciones orgánicas y metabólicas que, con la intención de mantener al individuo con vida, el cuerpo realiza para compensar las deficiencias producidas por la propia patología, además, una vez ingresado el paciente en el centro hospitalario, su estado nutricional puede alterarse  por complicaciones de su propia patología, el ayuno requerido para realizas algunos procesos diagnósticos o terapéuticos, cambios en los hábitos alimenticios en relación a los que están acostumbrados, o bien por el hecho de que rechacen la dieta ofrecida para su tratamiento.
Proporcionar los nutrientes y energía adecuados al paciente, son parte fundamental del cuidado médico que tiene la finalidad de procurar la recuperación de su salud, evitar complicaciones y reducir su estancia hospitalaria, además contribuye a mejorar los resultados de su tratamiento y mejorar la calidad de vida de pacientes con enfermedades crónicas.
Tomando en cuenta los factores que pudieran modificar las necesidades energéticas o nutricionales de un individuo, las dietas hospitalarias, son modificaciones que parten de la dieta normal y el profesional de la salud debe además evaluar la capacidad del paciente para masticar, deglutir y digerir los alimentos, esto con la finalidad de proporcionar la consistencia dietética adecuada y la vía optima de alimentación.

  
Manual de dietas terapéuticas

Liquida clara.
Es un dieta incompleta de transición que, proporciona líquidos claros no viscosos al paciente, los cuales son de fácil absorción y produce un mínimo de residuo intestinal, en general tiene la finalidad de proporcionar hidratación al individuo y evaluar o estimular progresivamente la función gastrointestinal; la limitación o exclusión de los líquidos depende del proceso patológico del paciente.


Indicaciones de uso:
·         Postoperatorio
·         Transición de nutrición parenteral a enteral
·         Estudios específicos
·         Pacientes con incapacidad de masticar o deglutir sólidos

Alimentos:
Ø  Caldos desgrasados de carne o vegetales.
Ø  Infusiones.
Ø  Jugo de frutas (no néctares).
Ø  Azúcar o miel.

Liquida general.
Dieta de transición alimentaria, que proporciona alimentos líquidos o semilíquidos de mayor densidad y contenido energético. Aporta fluidos y electrolitos a personas que su propia patología o tratamiento solo les permite realizar dietas de textura líquida con un mínimo de estimulación gastrointestinal, además permite valorar la tolerancia digestiva para que la dieta pueda normalizarse.

Indicaciones de uso:
·         Transición entre alimentación enteral o parenteral y alimentación oral.
·         Pacientes que presentan síndrome de mala absorción, síndrome de intestino corto, enfermedad inflamatoria intestinal o enfermedad de Crohn.
·         Reintroducción de alimentos por vía oral a pacientes que cursaron por cirugía mayor del aparato digestivo.
·         Cirugía oral o plástica de cara y cuello o procesos post operatorios de esófago.
·         Como primera etapa de alimentación para pacientes muy debilitados.
·         Utilizada también como alternativa de reposición hidroelectrolítica en pacientes que cursan o han tenido síndrome diarreico.
·         Pacientes sin posibilidad de masticar, deglutir o digerir alimentos sólidos; en caso de que ésta dieta sea la única fuente de nutrientes es necesario agregar suplementos nutricionales.

Alimentos:
Ø  Yogur líquido, leche entera, semidescremada o descremada, de acuerdo a las necesidades del paciente.
Ø  Caldos de carne, de pescado o de verduras.
Ø  Jugos y néctares de fruta o puré de fruta diluido.
Ø  Infusiones, leche o bebidas de soya, leche de almendras, bebidas isotónicas, etc.
*La administración de la dieta, no debería superar los 3 días, sin embargo, cuando las patologías del paciente no permitan una transición dietética adecuada, se puede enriquecer la dieta con azúcar, miel o cacao para complementar leches e infusiones; cereales instantáneos muy diluidos como maicena; nata, crema, aceites, margarinas diluidas, proteínas en polvo, purés de verduras para enriquecer los caldos.

Licuada.
Puede utilizarse como progresión entre la dieta clara y la dieta blanda, es de fácil digestión y proporciona muy poco residuo intestinal, en general se recomienda sin ningún condimento y tiene la ventaja de ser nutricionalmente adecuada cuando la planeación se realiza correctamente.

Indicaciones:
·         Se puede prescribir posterior a la dieta de líquidos claros.
·         Patologías que afectan el esófago, laringe, mandíbula y estómago.

Alimentos:
Ø  Bebidas a base de leche, yogurt, flan.
Ø  Caldos claros, sopas coladas de res, pollo o pescado, cremas sin residuos y huevos pasados por agua.
Ø  Todas las frutas y vegetales en jugos o purés, colados y sin cáscara.
Ø  Margarinas, mantequilla y cremas.
Ø  Té, gelatina, paletas heladas, helados, azúcar, miel, cocoa y sal.

Semisólida o papillas.
Es una dieta normal, a la cual se le modifica la textura, es normal en contenido de fibra y no se restringen condimentos, solamente si la restricción fuera necesaria por las patologías que presenta el paciente o bien porque no tolere alguno; en general puede aportar los nutrientes y energía adecuados.

Indicaciones:
·         Parálisis cerebral, sin dificultad de deglución.
·         Padecimientos dentales o dificultad para masticar.
·         Acalasia (dificultad del esófago para llevar el alimento hacia el estómago).
·         Postoperatorio de laringe, esófago, mandíbula, estética de cuello o cara.
·         Carcinoma de esófago.
·         Accidente cerebrovascular sin dificultad de deglución.
·         Y todas las condiciones que dificultan tanto la masticación, deglución o por condiciones mentales del paciente.

Alimentos:
Ø  Todas las leches y sus derivados.
Ø  Carnes muy suaves molidas, sopas licuadas, huevo.
Ø  Todos los vegetales en consistencia de puré.
Ø  Todas las frutas crudas y cocidas en consistencia de puré.
Ø  Cereales cocidos.
Ø  Margarinas, mantequilla, crema y aceite vegetal,
Ø  Azúcar, miel, jarabes, jaleas, salsas, sal, pimienta, especies.

Dieta blanda.
Se le conoce también como dieta de protección gástrica, aporta alimentos íntegros de consistencia suave, bajo contenido de grasas, así como de fibra y es utilizada para la transición alimenticia de la dieta semisólida, y la dieta normal, tiene la finalidad de facilitar y estimular la función gastrointestinal; pueden realizarse variaciones de acuerdo a las patologías del paciente.

Indicaciones de uso:
·         Transición entre la dieta semilíquida y basal
·         Procesos médicos de diagnóstico
·         Procesos postoperatorios.
·         Patologías digestivas.
·         Síndromes febriles, etc.

Alimentos:
Ø  Leche, yogurt
Ø  Atole, papa, arroz, pastas, pan de molde (hervidos o con caldos sin grasa y de sabor suave)
Ø  Pollo, carnes magras, pescado blanco, jamón cocido (hervidos o a la plancha).
Ø  Huevos pasados por agua o en omelette,
Ø  Frutas maduras hervidas o en puré sin cáscaras.
Ø  Aceite mantequilla o margarinas.
Ø  Galletas marías, mermelada, infusiones suaves.

Normal.
Es también denominada dieta básica, general, estándar, ordinaria o basal y se adecua a las necesidades nutricionales de pacientes cuyo estado o patología no requieren restricción de alimentos, dieta terapéutica, preparaciones especiales o restricción nutritiva, incluye todo tipo de alimentos y de ésta se derivan el resto de las dietas.
Esta dieta además debe ser equilibrada, aportando aproximadamente entre un 10 y 15% de proteínas, entre 30 y 35% de grasas y entre 50 y 60% de carbohidratos del contenido energético total, el cual deberá proporcionarse con 2 a 3 raciones de leche o sus derivados, 2 equivalentes de carne, entre 4 y 6 equivalentes de cereales y legumbres, 2 a 4 raciones de verduras y hortalizas, 2 a 3 raciones de frutas y un máximo de 60 g de aceite. Las técnicas culinarias son variadas.

Indicaciones de uso:
·         Se utiliza en individuos sanos.
·         Pacientes cuya patología no precisa restricción alimenticia o culinaria.
·         Se puede adecuar una variable sin sal para aquellos pacientes a los que se restrinja su consumo.
·         Es apta para pacientes diabéticos eliminando azúcares solubles, cuando el paciente no precisa alguna restricción.

Alimentos:
v  Se pueden consumir todos los grupos alimentos y preparaciones, excepto en el caso de las variables sin sal y sin azucares solubles.


Conclusión.
El adecuado funcionamiento del organismo, se centra en la obtención correcta de energía y nutrientes que intervienen en la actividad sistematizada del cuerpo humano, por lo tanto la presencia de muchas de las enfermedades, obedecen a problemas derivados de la ingesta superior o deficiente tanto de energía como de nutrientes.
Durante los procesos patológicos, los mecanismos de protección y conservación de la vida, se activan desencadenando necesidades nutritivas o energéticas específicas, por lo que la atención del paciente hospitalizado, debe contar con el adecuado abordaje terapéutico, en donde se incluya de manera esencial la materia nutricional como parte de la atención personalizada del individuo.
Las modificaciones dietéticas, si bien deben ser solicitadas por el médico tratante, el estado nutricional del paciente, debe ser evaluado por el profesional en nutrición, con la finalidad de prevenir complicaciones a su ya deteriorado estado de salud, impedir el desarrollo de estados de desnutrición, contribuir al éxito terapéutico, reducir la estancia hospitalaria y en caso de patologías crónicas educar y orientar en relación a su adecuada alimentación para mejorar su calidad y esperanza de vida.
Al realizar una modificación dietética, debe observarse la capacidad del paciente para masticar, deglutir, digerir y absorber los nutrientes, adaptando la consistencia alimenticia en relación a esto y proporcionando los nutrientes que favorecerán su recuperación, además de observar las interacciones probables en relación a su tratamiento terapéutico.


Referencias.
Borraz, S. Civera, M. Ferriols, F. Fons, J. Forcano, S. Gabaldón, J. Juan, M. Khodayar, P.  López, M. Martí, L. Martínez, C. Martínez, L. Martínez, J. Mesejo, A. Mialdea, A. Molina, A. Montal, A. Navarro, I. Núñez, F. Peña, A. Roselló, P. & Sabater, L. (2012). Manual básico de nutrición clínica y dietética. 2ª Edición.
Ministerio de salud de El Salvador. (2014). Lineamientos técnicos para la prescripción de dietas en hospitales de la Riiss. Recuperado de http://asp.salud.gob.sv/regulacion/pdf/lineamientos/Lineamientos_tecnicos_para_la_prescripcion_de_dietas_hospitalarias_RIISS.pdf
Molina, R. (2012). El paciente oncológico del siglo XXI. Maridaje terapéutico nutrición-oncología. Recuperado de http://www.nutricionhospitalaria.es/wp-content/uploads/2016-n33-supl-1/02_OR_Molina_esp.pdf
Santana, S. & Barreto, J. (2005). Programas de intervención en nutrición hospitalaria: acciones, diseño, componentes, implementación. Recuperado de http://scielo.isciii.es/pdf/nh/v20n5/original7.pdf
Universidad Abierta y a Distancia de México. (UnADM, n.d). Dietas progresivas hospitalarias. Dietoterapia. Recuperado de https://unadmexico.blackboard.com/bbcswebdav/institution/DCSBA/Bloque%202/NA/04/NDIE/U2/descargable/U2_DIE_170317.pdf



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