Dietas terapéuticas Hospitalarias
Introducción.
La atención multidiciplinaria del paciente
hospitalizado, es un determinante en la recuperación de su salud y tiempo de estancia en los centros
hospitalarios, en donde la vigilancia y atención de su estado nutricional toman
un relevante significado por favorecer la presencia de la salud o algunas
enfermedades crónicas.
Las necesidades energéticas y nutricionales
durante los procesos patológicos, se ven incrementados por las alteraciones
orgánicas y metabólicas que, con la intención de mantener al individuo con
vida, el cuerpo realiza para compensar las deficiencias producidas por la
propia patología, además, una vez ingresado el paciente en el centro
hospitalario, su estado nutricional puede alterarse por complicaciones de su propia patología, el
ayuno requerido para realizas algunos procesos diagnósticos o terapéuticos,
cambios en los hábitos alimenticios en relación a los que están acostumbrados,
o bien por el hecho de que rechacen la dieta ofrecida para su tratamiento.
Proporcionar los nutrientes y energía
adecuados al paciente, son parte fundamental del cuidado médico que tiene la
finalidad de procurar la recuperación de su salud, evitar complicaciones y
reducir su estancia hospitalaria, además contribuye a mejorar los resultados de
su tratamiento y mejorar la calidad de vida de pacientes con enfermedades
crónicas.
Tomando en cuenta los factores que pudieran
modificar las necesidades energéticas o nutricionales de un individuo, las
dietas hospitalarias, son modificaciones que parten de la dieta normal y el
profesional de la salud debe además evaluar la capacidad del paciente para
masticar, deglutir y digerir los alimentos, esto con la finalidad de
proporcionar la consistencia dietética adecuada y la vía optima de alimentación.
Manual
de dietas terapéuticas
Liquida
clara.
Es un dieta incompleta de transición que,
proporciona líquidos claros no viscosos al paciente, los cuales son de fácil absorción
y produce un mínimo de residuo intestinal, en general tiene la finalidad de proporcionar
hidratación al individuo y evaluar o estimular progresivamente la función
gastrointestinal; la limitación o exclusión de los líquidos depende del proceso
patológico del paciente.
Indicaciones
de uso:
·
Postoperatorio
·
Transición de nutrición parenteral a enteral
·
Estudios específicos
·
Pacientes con incapacidad de masticar o
deglutir sólidos
Alimentos:
Ø Caldos
desgrasados de carne o vegetales.
Ø Infusiones.
Ø Jugo
de frutas (no néctares).
Ø Azúcar
o miel.
Liquida
general.
Dieta de transición alimentaria, que
proporciona alimentos líquidos o semilíquidos de mayor densidad y contenido
energético. Aporta fluidos y electrolitos a personas que su propia patología o
tratamiento solo les permite realizar dietas de textura líquida con un mínimo
de estimulación gastrointestinal, además permite valorar la tolerancia
digestiva para que la dieta pueda normalizarse.
Indicaciones
de uso:
·
Transición entre alimentación enteral o
parenteral y alimentación oral.
·
Pacientes que presentan síndrome de mala
absorción, síndrome de intestino corto, enfermedad inflamatoria intestinal o
enfermedad de Crohn.
·
Reintroducción de alimentos por vía oral a
pacientes que cursaron por cirugía mayor del aparato digestivo.
·
Cirugía oral o plástica de cara y cuello o
procesos post operatorios de esófago.
·
Como primera etapa de alimentación para
pacientes muy debilitados.
·
Utilizada también como alternativa de
reposición hidroelectrolítica en pacientes que cursan o han tenido síndrome
diarreico.
·
Pacientes sin posibilidad de masticar,
deglutir o digerir alimentos sólidos; en caso de que ésta dieta sea la única
fuente de nutrientes es necesario agregar suplementos nutricionales.
Alimentos:
Ø Yogur
líquido, leche entera, semidescremada o descremada, de acuerdo a las necesidades
del paciente.
Ø Caldos
de carne, de pescado o de verduras.
Ø Jugos
y néctares de fruta o puré de fruta diluido.
Ø Infusiones,
leche o bebidas de soya, leche de almendras, bebidas isotónicas, etc.
*La administración de la dieta, no debería
superar los 3 días, sin embargo, cuando las patologías del paciente no permitan
una transición dietética adecuada, se puede enriquecer la dieta con azúcar,
miel o cacao para complementar leches e infusiones; cereales instantáneos muy
diluidos como maicena; nata, crema, aceites, margarinas diluidas, proteínas en
polvo, purés de verduras para enriquecer los caldos.
Licuada.
Puede utilizarse como progresión entre la
dieta clara y la dieta blanda, es de fácil digestión y proporciona muy poco
residuo intestinal, en general se recomienda sin ningún condimento y tiene la
ventaja de ser nutricionalmente adecuada cuando la planeación se realiza
correctamente.
Indicaciones:
·
Se puede prescribir posterior a la dieta de líquidos
claros.
·
Patologías que afectan el esófago, laringe, mandíbula
y estómago.
Alimentos:
Ø Bebidas
a base de leche, yogurt, flan.
Ø Caldos
claros, sopas coladas de res, pollo o pescado, cremas sin residuos y huevos
pasados por agua.
Ø Todas
las frutas y vegetales en jugos o purés, colados y sin cáscara.
Ø Margarinas,
mantequilla y cremas.
Ø Té,
gelatina, paletas heladas, helados, azúcar, miel, cocoa y sal.
Semisólida
o papillas.
Es una dieta normal, a la cual se le modifica
la textura, es normal en contenido de fibra y no se restringen condimentos,
solamente si la restricción fuera necesaria por las patologías que presenta el
paciente o bien porque no tolere alguno; en general puede aportar los
nutrientes y energía adecuados.
Indicaciones:
·
Parálisis cerebral, sin dificultad de
deglución.
·
Padecimientos dentales o dificultad para
masticar.
·
Acalasia (dificultad del esófago para llevar
el alimento hacia el estómago).
·
Postoperatorio de laringe, esófago, mandíbula,
estética de cuello o cara.
·
Carcinoma de esófago.
·
Accidente cerebrovascular sin dificultad de
deglución.
·
Y todas las condiciones que dificultan
tanto la masticación, deglución o por condiciones mentales del paciente.
Alimentos:
Ø Todas
las leches y sus derivados.
Ø Carnes
muy suaves molidas, sopas licuadas, huevo.
Ø Todos
los vegetales en consistencia de puré.
Ø Todas
las frutas crudas y cocidas en consistencia de puré.
Ø Cereales
cocidos.
Ø Margarinas,
mantequilla, crema y aceite vegetal,
Ø Azúcar,
miel, jarabes, jaleas, salsas, sal, pimienta, especies.
Dieta
blanda.
Se le conoce también como dieta de protección
gástrica, aporta alimentos íntegros de consistencia suave, bajo contenido de grasas,
así como de fibra y es utilizada para la transición alimenticia de la dieta
semisólida, y la dieta normal, tiene la finalidad de facilitar y estimular la
función gastrointestinal; pueden realizarse variaciones de acuerdo a las
patologías del paciente.
Indicaciones
de uso:
·
Transición entre la dieta semilíquida y basal
·
Procesos médicos de diagnóstico
·
Procesos postoperatorios.
·
Patologías digestivas.
·
Síndromes febriles, etc.
Alimentos:
Ø Leche,
yogurt
Ø Atole,
papa, arroz, pastas, pan de molde (hervidos o con caldos sin grasa y de sabor
suave)
Ø Pollo,
carnes magras, pescado blanco, jamón cocido (hervidos o a la plancha).
Ø Huevos
pasados por agua o en omelette,
Ø Frutas
maduras hervidas o en puré sin cáscaras.
Ø Aceite
mantequilla o margarinas.
Ø Galletas
marías, mermelada, infusiones suaves.
Normal.
Es también denominada dieta básica, general,
estándar, ordinaria o basal y se adecua a las necesidades nutricionales de
pacientes cuyo estado o patología no requieren restricción de alimentos,
dieta terapéutica, preparaciones especiales o restricción nutritiva, incluye
todo tipo de alimentos y de ésta se derivan el resto de las dietas.
Esta dieta además debe ser equilibrada,
aportando aproximadamente entre un 10 y 15% de proteínas, entre 30 y 35% de
grasas y entre 50 y 60% de carbohidratos del contenido energético total, el
cual deberá proporcionarse con 2 a 3 raciones de leche o sus derivados, 2
equivalentes de carne, entre 4 y 6 equivalentes de cereales y legumbres, 2 a 4
raciones de verduras y hortalizas, 2 a 3 raciones de frutas y un máximo de 60 g
de aceite. Las técnicas culinarias son variadas.
Indicaciones
de uso:
·
Se utiliza en individuos sanos.
·
Pacientes cuya patología no precisa
restricción alimenticia o culinaria.
·
Se puede adecuar una variable sin sal para aquellos
pacientes a los que se restrinja su consumo.
·
Es apta para pacientes diabéticos eliminando
azúcares solubles, cuando el paciente no precisa alguna restricción.
Alimentos:
v Se
pueden consumir todos los grupos alimentos y preparaciones, excepto en el caso
de las variables sin sal y sin azucares solubles.
Conclusión.
El adecuado funcionamiento del organismo, se
centra en la obtención correcta de energía y nutrientes que intervienen en la
actividad sistematizada del cuerpo humano, por lo tanto la presencia de muchas
de las enfermedades, obedecen a problemas derivados de la ingesta superior o
deficiente tanto de energía como de nutrientes.
Durante los procesos patológicos, los
mecanismos de protección y conservación de la vida, se activan desencadenando
necesidades nutritivas o energéticas específicas, por lo que la atención del
paciente hospitalizado, debe contar con el adecuado abordaje terapéutico, en
donde se incluya de manera esencial la materia nutricional como parte de la
atención personalizada del individuo.
Las modificaciones dietéticas, si bien deben
ser solicitadas por el médico tratante, el estado nutricional del paciente,
debe ser evaluado por el profesional en nutrición, con la finalidad de prevenir
complicaciones a su ya deteriorado estado de salud, impedir el desarrollo de
estados de desnutrición, contribuir al éxito terapéutico, reducir la estancia
hospitalaria y en caso de patologías crónicas educar y orientar en relación a
su adecuada alimentación para mejorar su calidad y esperanza de vida.
Al realizar una modificación dietética, debe
observarse la capacidad del paciente para masticar, deglutir, digerir y
absorber los nutrientes, adaptando la consistencia alimenticia en relación a
esto y proporcionando los nutrientes que favorecerán su recuperación, además de
observar las interacciones probables en relación a su tratamiento terapéutico.
Referencias.
Borraz,
S. Civera, M. Ferriols, F. Fons, J. Forcano, S. Gabaldón, J. Juan, M. Khodayar,
P. López, M. Martí, L. Martínez, C.
Martínez, L. Martínez, J. Mesejo, A. Mialdea, A. Molina, A. Montal, A. Navarro,
I. Núñez, F. Peña, A. Roselló, P. & Sabater, L. (2012). Manual básico de
nutrición clínica y dietética. 2ª Edición.
Ministerio
de salud de El Salvador. (2014). Lineamientos técnicos para la prescripción de
dietas en hospitales de la Riiss. Recuperado de http://asp.salud.gob.sv/regulacion/pdf/lineamientos/Lineamientos_tecnicos_para_la_prescripcion_de_dietas_hospitalarias_RIISS.pdf
Molina,
R. (2012). El paciente oncológico del siglo XXI. Maridaje terapéutico
nutrición-oncología. Recuperado de http://www.nutricionhospitalaria.es/wp-content/uploads/2016-n33-supl-1/02_OR_Molina_esp.pdf
Santana,
S. & Barreto, J. (2005). Programas de intervención en nutrición
hospitalaria: acciones, diseño, componentes, implementación. Recuperado de http://scielo.isciii.es/pdf/nh/v20n5/original7.pdf
Universidad Abierta y a Distancia de
México. (UnADM, n.d). Dietas progresivas hospitalarias. Dietoterapia. Recuperado de https://unadmexico.blackboard.com/bbcswebdav/institution/DCSBA/Bloque%202/NA/04/NDIE/U2/descargable/U2_DIE_170317.pdf
No hay comentarios.:
Publicar un comentario